miércoles, julio 21, 2010

Juega...


Un buen juego de baloncesto nos tiene a todos al borde del asiento, los juegos tratan de la gloria, el dolor y la competencia, y luego están los solitarios, los juegos que jugamos totalmente solos. Los juegos sociales, los juegos en solitario, los utilizamos para pasar el tiempo, para hacer la vida más interesante, para distraernos de lo que realmente está ocurriendo. Estamos esos a los que nos encanta jugar a juegos, cualquier juego, y estamos esos a los que nos gusta jugar un poco demasiado...



La vida no es un deporte de espectáculo, ganar, perder o empatar, el juego va en progreso, tanto si nos gusta como si no. Asi que hazló, discute con los demás, cambia las normas, haz un poco de trampa, tomate un respiro y atiende a tus heridas...pero juega...juega. Juega duro, juega rápido, juega dulce y libremente, juega como si no existiera un mañana...

jueves, julio 15, 2010

Dime con la mirada


Cógeme de la mano y no me sueltes hasta que no te lo diga, véndame los ojos y llévame al sitio de siempre. Ponme aquél fragmento de la película que tanto me gusta, tararéame nuestra canción. Pisame los pies con cuidado mientras bailamos, cógeme de la cintura y abrázame con cariño. Susúrrame al oído que no me dejarás sola nunca. Regálame una rosa en un día no especial, seca mis lágrimas y ríete de mi risa, desmelénate y no tengas miedo, suéñame despierto. Cuéntame tus sueños aunque no salga en ellos, confía en mí, sabes que no te fallaré, haz una cuenta atrás de los minutos que quedan para que volvamos a estar juntos, dime que me echas de menos aunque esté a tu lado. Prométeme que me besarás bajo la lluvia...no me preguntes porqué solo hazlo. Llámame cariño...dime que me calle cuando me vaya del tema, sóplame cuando tenga calor y protégeme cuando tenga frío, háblame bajito por la noche para que duerma escuchando tu voz. Mírame a los ojos y dime con la mirada lo que nadie nunca ha sido capaz de decirme con palabras.

martes, julio 13, 2010

Lo hermoso que es vivir...


Hay cosas que no podemos explicar con simples palabras, cosas como seguir vivos, sentimientos como el amor y el compromiso. Sensaciones como volver a abrazar a un amigo quizás por eso, nuestra vida se compone de imágenes, momentos congelados en el tiempo para siempre, de decisiones que cambian para siempre el rumbo de las cosas, de fotografías fijas guardadas en la memoria, qué nos recuerdan cada segundo lo hermoso qué es vivir...

lunes, julio 12, 2010

Cada uno a su manera...


Ayer a las ocho y media de la tarde todos los españoles se encontraban frente a un televisor viendo el encuentro entre Holanda y españa. Todos los españoles aplaudían y festejaban ese gol de Iniesta, la recogida de la copa, el triunfo de España. Cada persona lo celebro a su manera. En Gijón todo el mundo se dirigió en coche o andando, pitando y cantando, con banderas, bufandas y gorros de España, a la plaza de Pelayo, donde se tireron y a la fuente y celebraron el triunfo por todo lo alto.

¡Viva España!

domingo, julio 11, 2010

Sexualmente - Nuria Roca


La inocencia se pierde en el momento que sabes descifrar a qué tipo de relación te enfrentas y a disfrutarla tal y como es. Sin aditivos, sin confundir un polvo con un romance o a estar excitada con estar enamorada. No siempre es lo mismo. Yo diría que casi nunca es lo mismo. Una vez me dijeron que mientras haces el amor con alguien, lo quieres. Las hormonas, las caricias, el momento y la lujuria crean esa sensación de unión con la otra persona por unos segundos. Y luego ya, se queda o se va.

Cuando la gente que queremos se va, deciden irse por cuestiones personales, por cuestiones de trabajo, porque deciden anteponer su futuro a su relación. Cuando se van porque ya es hora de irse, porque existen parejas que acaban convirtiéndose en tríos, parejas que no pueden evitar el miedo a no estar a la altura, otras son imposibles por definición, por historia, y por física, aunque no por química, o parejas en las que la química se ha ido gastando. Sin embargo la mayoría son parejas que lo fueron en algún momento y ya no son nada, y eso es lo que más miedo da en la vida, cuando la pareja se rompe, sea por lo que sea la primera sensación que se tiene es pánico, miedo al cambio, a la pérdida del control sobre nuestras vidas, un miedo a estar solo, pero cuando se llega a esa soledad, uno se da cuenta de que la ruptura, puede llevarnos a un lugar mejor. Mucha gente dice que el amor duele, pero eso no es cierto. La soledad duele. El rechazo duele. Perder a alguien duele. La envidia duele. Conseguimos confundir esas cosas con el amor, pero en realidad el amor es la única cosa en el mundo que cubre el dolor y hace sentirse a alguien maravilloso otra vez...

sábado, julio 10, 2010


Hay momentos en la vida en los que una sola decisión, en un solo instante cambia irremediablemente el curso de las cosas. Cuando decides disparar a alguien, cuando decides quererlo o no quererlo, cuando decides mentir, traicionar, ocultar, o cruzar la línea, esa décima de segundo podrá hacer girar todo al lado oscuro, o inundarlo de luz. Podrá hacer de ti un héroe o un criminal, podrá llevarte al cielo o al infierno, pero siempre será un lugar desde el cual no podrás volver a atrás.

jueves, julio 08, 2010

Contra el viento - Ángeles Caso - Premio Planeta 2009


Pensamos, medimos las consecuencias, imaginamos. O no. O tomamos la decisión guiados por un impulso, un arrebato repentino que nos pone el cuerpo en tensión, la secudida inesperada de los nervios, un pálpito brutal en el pecho, una opresión en la boca del estómago. Una luz que se nos enciende refulgente en el cerebro y lo ilumina todo. No importa. Lo más probable es que nos equivoquemos. La vida seguirá su curso al margen de nuestros planes. como si un grupo de dioses burlones entretuvieran su absurda eternidad en las alturas soplando sobre nosotros, enredando las cosas, complicando las situaciones, retorciendo los sentimientos. El hombre al que jurábamos querer para toda la vida terminará por convertirse en un ser inmuno al que detestamos. La profesión para la que nos preparamos esforzadamente habrá pasado de moda cuando hayamos acabado nuestros estudios. La ciudad que queríamos abandonar se transformará a toda velocidad, hasta que no la reconozcamos y nuestros amigos se irán para siempre y el bar cerrará sus puertas y desaparecerá su recuerdo, como si nunca hubiera existido.

miércoles, julio 07, 2010

Un mundo sin fin - Kent Follet


Gwenda sólo tenía ocho años, pero no le temía a la oscuridad. Todo estaba como boca de lobo cuando abrió los ojos, aunque no era eso lo que la inquietaba. Sabía dónde estaba, en el priorato de Kingsbridge, en el alargado edificio de piedra al que llamaban hospital, tumbada sobre la paja que había esparcida en el suelo. Por el cálido olor lechoso que llegaba hasta ella, imaginó que su madre, que descansaba a su lado, estaría amamantando al recién nacido, al que todavía no habían puesto nombre. A continuación yacía su padre y, al lado de éste, el hermano mayor de Gwenda, Philemon, de doce años.

El hospital estaba abarrotado y aunque no llegaba a distinguir con claridad a las otras familias que ocupaban el suelo del recinto, hacinadas como ovejas en un redil, percibía el rancio hedor que desprendían sus cálidos cuerpos. Faltaba poco para que despuntaran las primeras luces del día de Todos los Santos, fiesta de guardar que ese año además caía en domingo, por lo que sería dñia de especial precepto. Por consiguiente, la víspera había sido noche de difuntos, azarosa ocasión en que los espíritus malignos vagaban libremente por doquier. Cientos de personas habían acudido a Kingsbridge desde las poblaciones vecinas, igual que la familia de Gwenda, a pasar la noche en el interior de los recintos sagrados del priorato para asistir a la misa de Todos los Santos con las primeras luces del alba.

A Gwenda le inquietaban los espíritus malignos, como a cualquier persona en su sano juicio, pero le preocupaba aún más lo que tendría que hacer durante el oficio.

viernes, julio 02, 2010

La elegancia del erizo


Ansío las estrellas
mas abocada estoy
a la pecera
Aparentemente, de vez en cuando los adultos se toman el tiempo de sentarse a contemplar el desastre de sus vidas. Entonces se lamentan sin comprender y, como moscas que chocan una y otra vez contra el mismo cristal, se inquietan, sufren, se consumen, se afligen y se interrogan sobre el engranaje que los ha conducido allí donde no querían ir. Los más inteligentes llegan incluso a hacer de ello una religión: ¡ah, la despreciable vacuidad de la existencia burguesa! Hay cínicos de esta índole que comparten mesa con papá: "¿Qué ha sido de nuestros sueños de juventud?", preguntan con aire desencantado y satisfecho. "Se han desvanecido, y cuán perra es la vida..." Odio esta falsa lucidez de la edad madura. La verdad es que son como todos los demás: chiquillos que no entienden qué les ha ocurrido y que van de duros cuando en realidad tienen ganas de llorar.
Sin embargo, es fácil de comprender. El problema está en que los hijos se creen lo que dicen los adultos y, una vez adultos a su vez, se vengan engañando a sus propios hijos. "La vida tiene un sentido que los adultos conocen" es la mentira universal que todos creen por obligación. Cuando, una vez adulto, uno comprende que no es cierto, ya es demasiado tarde. El misterio permanece intacto, pero hace tiempo que se ha malgastado en actividades estúpidas toda la energía disponible. Ya no le queda a uno más que anestesiarse como puede tratando de enmascarar el hecho de que no le encuentra ningún sentido a la vida, y engaña a sus propios hijos para intentar convencerse mejor a sí mismo.
De entre las personas que frecuentan mi familia, todas han seguido el mismo camino: una juventud dedicada a tratar de rentabilizar la propia inteligencia, a exprimir como un limón el filón de los estudios y a asegurarse una posición de élite; y luego toda una vida dedicada a preguntarse con estupefacción por qué tales esperanzas han dado como fruto una existencia tan vana. La gente cree ansiar y perseguir estrellas, pero termina como peces de colores en una pecera. Me pregunto si no sería más sencillo enseñarles a los niños desde el principio que la vida es absurda. Ello le robaría algunos buenos momentos a la infancia, pero permitiría que el adulto ganara un tiempo considerable (por no hablar de que uno se ahorraría al menos un trauma: el de la pecera)